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martes, 28 de octubre de 2014

"La planta es la intención oculta", por Silvia Mujica


Yo las miro como un vínculo entre dos mundos. Símbolo del universo, no un símbolo falso, copia sonriente del todo, espejo en el cual la naturaleza se ve: algunas veces sol, otras luna o un aguacero de lluvia cargado con provocativos aromas.

La interminable multiplicidad de formas y colores: de la humilde palma, al generoso y sereno regalo de un cambur, son el reflejo de Dios, quien sin duda se oculta en medio de las frescas sombras y hace de la selva su templo, su morada, donde se adivina su presencia en la vibración de una hoja, en los colores, en la luz azul verdosa.

Pintar es como orar. Es una comunicación silenciosa con una planta, con la luz que ésta refleja o la sombra que proyecta.

En este amistoso diálogo con la hoja del cambur, en el reverberante sol del mediodía, pero protegida por su amable sombra, mientras copio cada vena, no siempre encuentro a Dios, pero invariablemente encuentro paz, porque me encuentro a mí misma.

Silvia Mujica